Ya amaneció y salimos camino al Valle Sagrado. Es un enorme valle rodeado por los andes orientales. Se pueden ver picos nevados desde todo el trayecto, es un paisaje lindísimo. En este tour deberíamos visitar Pisac, otro lugar que no me acuerdo y Ollantaytambo. Pero resulta que como no dejó de llover, el río se llevó el punte para poder llegar a Pisac. Así que cambiamos el recorrido y en lugar de este lugar visitaríamos Chinchero, que no esta nada mal tampoco.
Después de recorrer este sitio arqueológico salimos con destino a Ollantaytambo, pero antes nos detuvimos a comer a medio camino, en un pueblo que se encuentra a la orilla del Urubamba. Cuando llegamos ahí vimos la magnitud del desastre por las inundaciones. El río se llevó gran cantidad de casas y comercios. Además un gran problema es que la mayoría de casas son de adobe y con tanta agua literalmente se derritieron. Yo almorcé solo en el balcón del restaurante mientras escuchaba una emisora de radio que advertía sobre el posible desbordamiento de una laguna que está en en la parte alta de la montaña. El rumor se corrió rápido. No se que tamaño tendrá la laguna, pero me imagino que es enorme, porque en la calle cuando la gente escucho el rumor empezaron a correr. Era un enorme desorden de carros, gente, animales, buses y todo mundo corriendo y gritando. Ahí me di cuenta que el asunto era en serio y me alisté también para correr como alma que lleva el diablo sin saber a donde.
Para mi suerte en medio del caos seguía escuchando la emisora a ver que decían y calcular cuantos minutos nos quedaban antes de ser sepultados por la cabeza de agua. Entonces llamaron a la radio la policía del gobierno y dijeron que era un falsa alarma. Que la laguna si había crecido pero nada para alarmarse, que mantuvieran la calma. Pero viendo por la ventana del balcón, calma era lo que menos había afuera. Ya más tranquilo terminé de comer y salí a formar parte del caos general. Saqué la cámara para tomar algunas fotos del momento. Luego me tire en un mini parque a esperar que pasaran por mí la gente del tour que estaban en otro restaurante más adelante.
Listo en el bus seguimos el viaje hacía Ollantaytambo. El camino va bordeado siempre por el gran Urubamba. Mientras más avanzamos más desastres se veían. Casas, plantaciones, puentes, animales y todo a su paso estaba desecho. En algunas partes casi salía hasta la carretera. Algo de lo que más me impactó fue ver kilómetros de maíz totalmente inundados. La gente corría sacando lo que podían pero no había nada que hacer.
Cuando llegamos a la entrada de Ollantaytambo la suerte se puso en contra. El río estaba pasando por encima de la calle unos 200mts de distancia. No era muy profundo pero las agencias de turismo no se atrevían a cruzar. Así que la guía nos dijo que decidiéramos. Por supuesto yo dije que cruzáramos y la mayoría votó igual así que pasamos en medio del agua sin mucho problema. Subimos hasta el pueblo para ver el complejo arqueológico. Es muy parecido a machupicchu en su contrucción la verdad es impresionante ver como pudieron hacer aquella estructura en el filo de una montaña.
Llegamos justo a la entrada y nos llevamos la sorpresa que un mini río que pasa por el frente se había llevado el acceso. Estábamos a solo 4 metros, pero no podíamos cruzar. No había como. Tal vez poniendo algunas tablas o algo así pero nadie lo iba a hacer. Así que estábamos al frente y no podíamos entrar. Mientras tanto en la plaza del lugar aterrizaban uno tras otro los helicópteros provenientes de aguas calientes (donde se encuentra machupicchu) con todos los turista que llevaban días atrapados. Los vimos por un rato como se bajaban con cara de hambre y frío. Todos eran turistas, nada de nacionales.
Decidimos dar un paseo por el pueblo. Es un pueblo inca viviente. Sus gentes, calles, casas, canales... es como estarse devolviendo cientos de años en el tiempo. Subimos por un larga calle y tomamos fotos. Entonces aquí apareció una sra de la zona y dijo que había otro puente más arriba y que podíamos cruzar por ahí. Todos felices empezamos a caminar hasta el famoso puente. Al fin lo encontramos y cruzamos. El problema es que no había un camino para llegar hasta las ruinas, sino que había que meterse por la montaña y los sembradios hasta llegarle por detrás. La guía (una sr bastante miedosa) dijo que no íbamos a ir, que ella no lo recomendaba por lo peligroso del caudal del río y no había camino. Que si alguien quería ir lo hacía bajo su propio riesgo. Lo dijo en tono desalentador. Y luego preguntó alguien quiere ir ? (seguro esperaba que todos dijeran que no) Yo de levanté la mano y dos argentinas también. La sra nos enjacho feísimo y nos dijo que era muy peligroso y bla bla bla. Para no cansarlos con el cuento, nos hizo redactar una carta donde la librábamos de toda responsabilidad. Firmamos y nos fuimos. Nos dio 45 minutos para vernos en el centro otra vez.
Salimos corriendo como gacelas heridas por entre las milpas y la montaña. Al cabo de unos 10 minutos habíamos encontrado el complejo. Era algo fascinante. Como nos íbamos a perder esto. Valió la pena la enjachada jeje. Recorrimos todo lo que pudimos y salimos corriendo de regreso al pueblo. La sra nos la encontramos de camino, ya venía a buscarnos. Porque resulta que el río había crecido más y teníamos que salir rápido de Ollantaytambo. Camino al bus paré a comprar agua y en lo que salí ya iban abajo. Cuando vieron que yo iba con toda la paz del mundo empezaron a pitar y gritar que me apurara. Salí corriendo hasta el bus. No sabía porque hacían tanto drama.
El chofer tenía cara de susto, arrancó y salió volando. Comenzamos a bajar y cuando dimos la curva panorámica pude ver el porque de tanto apuro. El pedazo del río que estaba sobre la calle cuando veníamos ahora ya no eran 200mts, sino como 500mts y visible mente más profundo y caudaloso. El chofer comenzó a hablar en quechua con la guía, jeje seguro nos estaban madreando. La cosa es que llegamos al punto donde había que decidir si cruzábamos o no. El pobre chofer estaba más blanco que un papel. Todo mundo estaba agitado por la situación y el estado del río. Los que había firmado la carta estábamos calladitos jeje ...
Bueno, no había de otra teníamos que cruzar a como fuera. El pobre hombre acelero la micro bus y entro como en una especie de panzazo. La micro chocó de frente contra la corriente del Urubamba, el agua le llegaba casi hasta las ventanas. La gente que estaba en tierra firme nos veía sin futuro. Yo también, porque entramos demasiado rápido y el agua entro por todo lado. Justo en medio del río la micro se comienza a agotar. El chofer de pasarla a primera, pero en el cambio se nos fue toda la fuerza y cuando trató de jalar se apagó el motor. Ahora si todo era pánico. La guía y el chofer bajaron los mil demonios en quechua jejeje... pero no había nada que hacer. Había que bajarse a empujar antes de que el agua nos llevara. Ahora si todos los que habíamos firmado la carta eramos los voluntarios obligados.
Nos sacamos los zapatos, las medias, enrollamos el pantalón y estábamos listos para saltar. Íbamos las 2 argentinas, una pareja de peruanos, la guía(sin ninguna gana) y yo. Abrimos la puerta y el agua entró en la micro. Me tiré de primero al agua. Me llegaba a la cintura. Pero el problema era lo exageradamente fría que estaba. Todos en la parte trasera y empujar se a dicho. Nos tomo como 3 minutos sacar aquel aparato del agua. Casi me congelo. Lo arrecostamos al lado del camino y empezó el proceso de resucitación. Eran las 4pm y el bicho no quería arrancar. Todo mundo pasaba sin problemas, solo nosotros nos había quedado botadas en una mercedes benz.
Yo necesitaba estar en Cusco a las 8:30 para tomar el bus a Puno, y no se le veía futuro al carro. Después de casi una hora de hacerle de todo y casi hasta rezarle, le dio la gana arrancar y pudimos tomar el camino de regreso. Empapados pero felices porque no nos quedamos con las ganas de visitar Ollantaytambo.
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